Los AOVE ibicencos son testados por el laboratorio Unaproliva de Jaén y son sus catadoras las que año tras año, certifican que la calidad de los zumos de oliva extraídos en la isla mejoran. Sólo 15 mililitros de aceite en cada prueba que ofrecerán a las especialistas todos los matices, en este caso positivos y la comprobación de que no hay aspectos negativos, para conseguir la catalogación de Virgen Extra.
En la última cata organizada por la Agrupación Oli d´e se testaron los zumos de Balanzat, Can Domo, Can Garrovers, Can Miquel Guasch, Can Nefra, Can Partit, Can Rich, Es Pla de n´Ortiz, Joan Benet y Oliada. La jefa del panel de cata, Mariola Gómez felicitó a los productores “por el respeto con el que están trabajando y porque vemos, como año tras año, los Aoves ibicencos nos siguen sorprendiendo por su calidad”.
La cata de este año, aparte de las pruebas y análisis que se realizan de manera individualizada de cada aceite, ha ido dirigida a probar tres tipos de Coupage elaborados con distintas proporciones de Aoves de Arbequina y Picual, buscando los parámetros ideales de mezcla. Trabajos de investigación y cata que la Agrupació Oli d´e está realizando de cara a conseguir la Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Mariola Gómez, aprovechó para dar una conferencia enfocada a explicar las condiciones adecuadas de conservación para que los zumos de oliva tengan la menor oxidación posible desde su producción, hasta su llegada a los puntos de venta, así como, las características que los consumidores tienen que tener en cuenta para su correcto cuidado. “El Consejo Oleico Internacional está a punto de publicar una Guía de Buenas Prácticas, donde se recogen las recomendaciones para alargar la vida útil de nuestro producto estrella que es el AOVE. Tenemos que tener en cuenta que lo que hay dentro en la botella es oro líquido y por lo tanto, tenemos que cuidarlo y mimarlo”.
Cuidar la temperatura, entre 10 y 25 grados; depósitos y conducciones de acero inoxidable; protegerlo de la luz; decantar y filtrar el aceite; comprar y consumirlo y no almacenarlo durante meses; son algunas de las medidas a adoptar a lo largo de la vida de los AOVE desde su producción hasta la última conservación que es la que realiza el consumidor en sus casas.
«Cada vez que consumimos aceite, estamos consumiendo salud. Sobre todo si hablamos de Virgen extra o Virgen. Para degustar profesionalmente el aceite trabajamos con tres sentidos: el gusto, el olfato y el tacto a través de la lengua y de la cavidad bucal. El color no aporta, por eso se degusta en vasos de color azul cobalto para que la tonalidad del aceite no subjetivice el proceso. No podemos olvidar que el Aove es muy amigable, porque lo coge todo, se hace amigo, con mucha facilidad, de todos los defectos. Para evitarlo, es fundamental que se recoja el fruto de forma correcta, y que realicemos buenas prácticas a la hora de la extracción y del almacenamiento del zumo», declaró Mariola.